Una victoria de Trump como escenario central (por ahora)
Encuestas, modelos, apuestas, predicciones y el post-debate apuntan en esa dirección. Es pronto para darle a este pronóstico alta certidumbre. Pero lo prudente es considerarlo escenario central.
Primero, los datos:
El debate de anoche fue mal para Biden. Hay un clip específico de 1min que sirve como ejemplo, pero si uno se lo ve entero (yo vengo de hacerlo) la tónica general es la misma: Trump lanza mensajes tan claros y simples como exagerados o directamente imposibles de testar con la realidad, Biden responde de manera complicada y en varias ocasiones se expresa de una manera que alimenta las dudas que existen sobre si está en buenas condiciones físicas y cognitivas para gobernar cuarto años más.
Este debate llega en un momento en el que Trump va por delante según las encuestas en los Estados que van a decidir la elección (nota al pie explicativa1), y con ganancias en la última semana.
Los modelos estadísticos basados en encuesta reflejan esta evolución. La tabla de arriba viene de Nate Silver y su equipo, cuyo modelo recién lanzado indica que Trump ganaría en 2 de cada 3 mundos. Para The Economist la probabilidad sube hasta 3 de cada 4.
Esto son estimaciones pre-debate. Después del debate lo que podemos ver es que los mercados de predicción (segunda nota explicativa2) han reaccionado como los titulares de la mayoría de medios: incrementando las apuestas por Trump y haciendo descender las de Biden.
En las plataformas de superpredicción (tercera nota explicativa3), mejor informadas y más robustas que los mercados pero más lentos en recoger nuevas impresiones, ya se empezó a apreciar un cambio entre mayo y junio, que se consolidó antes del debate.
Valoraciones post-debate, encuestas, modelos, mercados de predicción y plataformas de superpredicción son mecanismos de pronóstico que correlacionan entre sí, ojo: cuando uno (las encuestas o los debates) cambian, los otros también. Pero la correlación no tendría por qué ser perfecta: los apostadores o superpredictores podrían estar viendo algo distinto. Modelos como el de Nate Silver incorporan fundamentales económicos. Y la visión sobre un debate podría ser plural. En este caso sí hay señal en el hecho de que por ahora todo apunte en la misma dirección: ahora mismo, el escenario central es una victoria de Trump.
Así que, tras los datos, las derivadas:
La capacidad de un pronóstico de acertar aumenta a medida que nos acercamos a la fecha en la que sucederá el evento, así que la seguridad que deberíamos tener sobre el pronóstico no es alta. Pero, y este es mi punto pivotal, como una victoria de Trump es de los dos escenarios posibles el que tendría consecuencias más drásticas para España, Europa y el resto del mundo, deberíamos actuar como si fuera a pasar y prepararnos para estas consecuencias.
En la UE, concretamente, estamos armando nuestro nuevo ejecutivo y su plan para los próximos cinco años. Deberíamos aprovechar esta ¿feliz? coincidencia para definirlo de acuerdo con la posibilidad de unos Estados Unidos que quizás:
Retiren apoyo militar a Ucrania - como ya han señalado varios legisladores republicanos.
Cuestionen lo mucho que ellos aportan a la OTAN en comparación con otros países - que, recordemos, es funcional gracias a la combinación de un Artículo 5 que indica que cualquier país miembro atacado puede recibir el apoyo del resto de países, y el hecho de que EEUU cuenta con un poder militar que poner sobre la mesa en tal caso.
Introduzcan una política comercial (todavía) más agresiva.
No sean, en general, un socio fiable en un entorno en el que disponer de autonomía estratégica es un valor en alza.
Cada país miembro del relativamente amplio y heterogéneo grupo de las democracias que se adhieren al orden legal internacional debería actuar en consecuencia, tanto hacia adentro como (sobre todo) hacia afuera.
Por supuesto, debemos actualizar nuestro pronóstico conforme se conozca información adicional. Aún pueden suceder muchas cosas. Algunas de ellas, de menos a más improbable (la última es realmente loca):
Una evolución distinta de las preferencias de los votantes en los Estados clave al conocerse nueva información sobre Trump o mejorar el performance de Biden de manera consistente; bien en su tono y manera de expresarse, bien en las decisiones que tome.
Un error significativo en las encuestas de estos Estados.
Un evento externo inesperado que cambie drásticamente la carrera.
Un reemplazo de Biden en la carrera presidencial (sí: aún no es un candidato oficial, pero esto sería muy, muy difícil).
Pero lo único prudente y razonable a esta hora es actuar con la información disponible.
El sistema electoral en EEUU es de elección indirecta: cada Estado tiene un número de votos en el Colegio Electoral, que suman hasta 538, correspondiente a su población. En principio, estos votos corresponden con el candidato más votado en ese Estado. La mayoría de Estados tienen una mayoría definida demócrata o republicana: California es demócrata; Alabama es republicano. Así que en realidad lo que importa son aquellos Estados en los que la carrera es más cerrada y las combinaciones que cada candidato pueda hacer con sus votos en el Colegio Electoral para sumar 270, que es la mitad más uno de 538. Por ejemplo: simulemos que Trump se queda con Arizona (11 votos en el Colegio), Georgia (18), Florida (30), Nevada (6) pero Biden saca Wisconsin (10), Pensilvania (19) y Michigan (15). El demócrata llegaría a los 270.
Pero si Trump vence en Wisconsin, por ejemplo, ya hay 10 que se pasan al rojo: 260 vs 278. Y así todas las combinatorias que se nos ocurran. Esta es la central para el modelo de The Economist:
Los mercados de predicción como PredictIt son esencialmente mercados de apuestas. Cada uno de los resultados posibles de un evento es una acción que se puede comprar y vender. Si hay más gente comprando Trump, será más caro. El precio refleja la demanda, que a su vez refleja la probabilidad de que suceda. Si yo tengo 100€ para apostar, lo dividiré en función de la probabilidad que asigne a cada evento de suceder: por ejemplo, 65€ para Trump, 35€ para Biden. Son más sensibles a eventos recientes y por su componente monetario tienen una lógica un poco distinta a otras plataformas, porque implica tanto especulación (yo puedo anticipar que va a haber una corrección futura y ahora comprar Biden barato para venderlo más caro antes del resultado, por ejemplo) como FOMO (si todos están comprando Trump me puede dar miedo quedarme atrás y comprar yo también, contribuyendo a ‘burbujas locales’).
Las plataformas de superpredicción se basan en la investigación de Tetlock et al. cuya premisa central es que hay un subgrupo de gente capaz de mejorar la capacidad media de pronóstico de la población por la manera en que se aproximan a las preguntas y tratan de resolverlas. Plataformas como Metaculus agregan los pronósticos de esta gente (que se auto-inscribe, así que en realidad puede haber de todo, pero hay un sesgo de autoselección por la clase de personas que las conoce) y ofrecen su evolución promedio.