Necesitamos bicicletas entre rascacielos
La dicotomía de modelos de ciudades vivibles que opone los nuevos centros urbanos caminables contra las nuevas periferias densas es extraña. Hacen falta nuevas periferias densas y caminables.
¿Por qué estas dos imágenes son opuestas?
El contraste lo tomo inspirado de Marc Rius. Traduzco del catalán:
Arriba: supermanzana de Sant Antoni en Barcelona. Con una plaza donde antes había coches.
Abajo: nuevo barrio de Los Ahijones en Madrid. Con una autopista enmedio de 12 carriles.
En serio: ¿por qué son opuestas?
Supongo que quien me esté leyendo ahora andará algo sorprendido: OBVIO que son opuestas, ¿no? Pensará. Son dos modelos de ciudad totalmente distintos, Jorge. ¿Es que no lo ves?
Pues sí de primeras pero no necesariamente. Permitidme que me explique.
La imagen plantea efectivamente dos modelos de ciudad. Una está ubicada en una zona que lleva más de un siglo erguida: l’Eixample de Barcelona. Se aprovecha del plan original de Ildefons Cerdà, la fabulosa cuadrícula infinita.
Lo que hace es agrupar varios de esos cuadrados en una sola supermanzana que cierra al tráfico para hacerla caminable, vivible.
Reduce el tráfico rodado en vehículo privado, y por tanto las emisiones o la congestión, aumenta el espacio público para los vecinos. Las bicicletas y los niños al fin pueden transitar tranquilamente.
En contraste, en los Ahijones, al sureste de Madrid, habrá doce carriles para vehículo privado. Pero también 8 torres de oficinas, 19.000 viviendas y bastante zona verde según el plan. Eso sí, segregada y sin molestar a los coches.
Estos dos proyectos se presentan tanto en el tuit de ejemplo como en la propia promoción de los respectivos ayuntamientos que los albergan (Madrid, BCN) como dos modelos de futuro ideales.
Pero también excluyentes entre sí. Y aquí es donde mi cabeza explota un poquito. Porque tenemos, digámoslo así, dos problemas.
Emisiones y congestión, que intuimos que se resuelve achicando espacios para el vehículo privado y ampliándolo al transporte público, o al descarbonizado (pie - bici - eléctrico). El modelo supermanzana hace muchísimo por esto; el modelo Ahijones si acaso podría empeorarlo porque insiste en un modelo urbano que no sólo sigue necesitando el coche para funcionar en él, sino que parece priorizarlo y pone su espacio a disposición del mismo.
Vivienda inaccesible, que se suponemos que se resuelve aumentando la oferta de vivienda disponible. El modelo supermanzana no sólo no hace nada por esto, sino que quizás incluso puede incrementar el precio de la vivienda en zonas cuya demanda ya está bastante saturada. Algo que no está mal en sí mismo, pero sí invoca la cuestión de si debemos invertir nuestros recursos limitados primero en las zonas que ya están mejor. El modelo Ahijones pone 19.000 sobre la mesa. Nos puede gustar más o menos su configuración. Pero las pone.
Cada modelo resuelve un problema pero no hace nada por el otro e incluso puede empeorarlo. ¿Cómo hemos acabado entonces en esta dicotomía?
Supermanzanos contra ahijonos
Los defensores de cada uno de los dos modelos se ubican en puntos opuestos del espectro ideológico, pero también de estilo de vida. Los supermanzanos son un poco así, según Stable Diffusion (ni idea de qué es el peluche vivo adicional, la verdad, pero me gustó y ahí se queda).
Mientras que los ahijonos se ven más así.
Ambos caricaturizan al contrario como un elitista exclusivamente preocupado por defender sus intereses, sus valores y su modo de vida. Y creo que no les falta razón.
🍎 Los supermanzanos solo se preocupan por su acceso a la vivienda cuando viven de alquiler y es demasiado caro para sus ingresos. Por eso prefieren límites al precio del alquiler. Para ellos sí funcionan: bajan los precios más caros (a los que ellos suelen acceder porque prefieren vivir en zonas céntricas). Poco parece importarles que el efecto en los precios bajos pueda ser justo el contrario: incentivar subidas de alquileres que hasta ahora eran más razonables, probablemente porque sus propietarios solo recibieron la señal de que tenían margen de subida cuando se enteraron gracias a la ley de limitación de alquileres aplicada en su zona. Aspiran a ser propietarios en esas mismas áreas, así que cualquier cosa que suba el valor de su vivienda les parece fabuloso. Como una supermanzana. Carriles bici. Parques. Colegios. Pero ¿ponerles infraestructura ‘dura’, fea, como metros elevados o bloques de viviendas? Dios les libre.
🚗 Los ahijonos quieren ser propietarios también, pero en zonas con buena infraestructura vial, parques bien separaditos, piscinita, gimnasio y zona de barbacoa a ser posible en espacios semicerrados o cerrados. Prefieren el finde fuera de la ciudad o ir al centro comercial que a Lavapiés o a Russafa. Así que el asunto coche es bastante importante. También para ir a trabajar, claro, o recoger a los niños de un cole que no queda tan cerca. ¿Que por todo ello vamos a seguir multiplicando emisiones de CO2 y las horas punta seguirán congestionadas? Bueh. Externalidades asumibles.
Esto es una parodia, claro, pero creo que es una parodia útil porque ilustra lo absurdo de la dicotomía hacia la que vamos, en la que hay dos lados que definen de manera diametralmente opuesto lo que consideran como “una ciudad vivible”. Cada lado está poco dispuesto a renunciar a partes de esa definición para asumir modelos híbridos o combinados (¡al fin y al cabo cada intervención sucede en una parte muy distinta de la ciudad!) que sirvan para resolver los dos problemas centrales (descarbonización + acceso a la vivienda) de manera simultánea.
De hecho, si estás leyendo esto y te ofende en algún nivel o parte de ti, si te sientes personalmente atacado en tu estilo de vida al poner al mismo nivel el plan de las supermanzanas y el de los Ahijones, entonces esta parodia tiene sentido. Ojo: no quiero decir que un plan te parezca mejor o más atractivo que otro. Eso es normal. Yo también tengo una opinión respecto a eso, a si preferiría vivir en una supermanzana o en un Ahijones, a si prefiero una ciudad que se parezca más a la primera o a la segunda imagen. Lo raro y problemático es que los contrapongamos como modelos absolutos sin ver los costes o carencias que tiene cada uno, buscando por tanto combinaciones funcionales a reducir simultáneamente los problemas de emisiones, congestión y acceso a la vivienda.
Elige: rascacielos o bicicletas
¿Estamos entonces forzados a elegir si queremos calles transitadas por bicicletas, niños, tranvías… o altos edificios nuevos que nos den la vivienda que necesitamos?
El lado supermanzano argumentará que es imposible construir proximidad diversa de la nada. Pero la proximidad se teje con los años si uno define los incentivos y las normas de partida alineadas con el objetivo de producir esa proximidad diversa:
Priorización de áreas menos segregadas espacialmente
Planeación urbana y de transporte simultánea: los bueyes antes que el carro
Usos del suelo razonablemente mixtos
Bajos accesibles para comercio
Mezcla en el tipo de vivienda para evitar segregación socioeconómica
Infraestructura de partida (parques, colegios, centros de salud)
Reglas fiscales de incentivos y penalizaciones para avanzar a los equilibrios deseados
El frente ahijono dirá que para hacer densidad hay que poner vías de entrada y de salida. Pero esas vías no tienen por qué ser en versión doce-carriles-venga-pasa-por-aquí-con-tu-SUV. Pueden priorizarse autopistas bici al estilo holandés y tranvías frecuentes.
Es decir: no creo que tengamos que elegir entre rascacielos y bicicletas. Aún más: creo que el futuro nos exige bicicletas transitando entre rascacielos. Y que cuanto antes lo admitamos todos, supermanzanos, ahijonos, y demás, mejor nos irá.
Nunca había pensado en las curiosas simlitudes que existen en la dicotomía de ambas visiones. Me ha gustado mucho tu acercamiento al problema, aunque reconozco que la imagen de las bicicletas y los rascacielos no deja de parecerme extraña.