✩ Taylor Swift y los dilemas de la ampliación del debate público
La humanidad trata de hacer dos cosas al mismo tiempo: ampliar el perímetro del acceso y la creación de nueva información; y mejorar la calidad de dicha información. Hay una tensión entre ambas, como
Taylor Swift no es la artista más escuchada del mundo ahora mismo (si te lo preguntas: es Bad Bunny), pero sí es la que consigue congregar la atención de más personas en sus lanzamientos. Unos 184,6 millones de reproducciones de Midnights en sus primeras 24 horas. Y cuando (en esas mismas 24h) salió el video de Anti-Hero, bueno…
Swift es al mismo tiempo una artista con un mensaje que transmitir y una CEO, fundadora y principal accionista de una empresa extremadamente exitosa en el mercado de la atención. En este mercado el público es mayor que nunca en la historia. Pero también la oferta. Y ser competitiva en él implica equilibrar la voluntad de transmitir un mensaje con forma y dirección específica (estrofas como “I have this thing where I get older but just never wiser | Midnights become my afternoons | When my depression works the graveyard shift | All of the people I’ve ghosted stand there in the room” no son precisamente una caja vacía en la que quepa cualquier contenido liviano) con el mantenimiento de una atención positiva sobre ti de cientos de millones de ojos pertenecientes a culturas, hogares, generaciones distintas.
La probabilidad de que alguien entre todos ellos interprete de manera negativa uno de los artefactos simbólicos que pones ahí afuera es prácticamente una certeza. Como sucedió con esta escena del video de Anti-Hero.
Es un momento clave en un video que se mueve entre el no tomarse demasiado en serio a sí misma (parodia su futuro funeral) y tomarse más en serio de lo que parece los costes implícitos en ser una mujer con semejante nivel de exposición. Uno de ellos es el foco sobre tu físico que viene con incentivos perversos para adelgazar. Esta escena muestra a una Swift “normal” que se pesa mientras la Swift diva observa la báscula con ella y la báscula marca FAT.
El mensaje no está especialmente encriptado: ella no está gorda pero el mundo le dice que sí y eso es un problema. Y aún así se montó revuelo porque una parte indeterminada de la audiencia decidió que no, que había una apología de la delgadez o gordofobia en el mensaje. Así que la Swift CEO/fundadora/principal accionista decidió que ese matiz de la Swift artista no se lo podían permitir. Y sacaron el FAT del video.
Reduciendo la tensión, reforzando la mejora
La humanidad trata de hacer dos cosas al mismo tiempo: ampliar el perímetro del acceso y la creación de nueva información; y mejorar la calidad de dicha información. La dinámica resultante es algo así.
Podemos imaginar cada punto de inflexión como una nueva tecnología que amplía el acceso al flujo informacional. Al ampliar el perímetro es necesario reducir el mínimo común denominador del grado de simplificación de la información, pero al mismo tiempo ésta se vuelve más rica y plural. Además, está más vigilada. Con ello se incrementa su calidad a largo plazo.
Cuando estamos en la fase de escalada todo es maravilloso: las conversaciones son más inclusivas y enriquecedoras. Pero cuando estamos en la fase de caída todo se vuelve bastante desesperante porque sentimos que el debate se está empobreciendo. Y ahí surgen los argumentos nostálgicos o elitistas. Pero dentro de la lógica que propongo regresar a perímetros reducidos de acceso y creación de información no sólo es cuestionable moralmente, también es malo a largo plazo porque no hay mejora del flujo cultural sin evolución hacia el pluralismo (llamadme optimista, OK). Lo que necesitamos son instrumentos para reducir las fases de caída. Aquí van algunas ideas.
→ La ironía y el sarcasmo no funcionan muy bien. Por una parte, la ironía tiene el riesgo de convertirse en un fin en sí mismo (como bien identificó Foster Wallace) que ancla los argumentos a su capacidad para distanciarse del compromiso de aquello que los fundamental. Por otra, somos mucho peores de lo que creemos detectando ironía o sarcasmo.
De hecho, podríamos argumentar que ambos son mecanismos de exclusión del debate para aquellos que no están in the know. Por es también son tan tentadores como fines en sí mismos.
→ De hecho, desterremos todos los dadosporsentados. Una de las cosas que me pone más nervioso de Twitter son los quote tweets con mensajes del tipo “Es que es increíble” o “Es que es OBVIO”. Lo será para ti y para quienes aquellos con los que ya tengas información previamente compartida que permite distinguir qué es “increíble” y qué es “obvio”. No para el resto. Este tipo de mensajes cierra la conversación y vuelve más probable las desconexiones.
→ Usemos infraestructuras que favorezcan un intercambio complejo pero accesible. En muchas de las plataformas que hoy usamos hay varios incentivos para el intercambio rápido: los RTs/likes, las stories, pero también la verticalidad de un artículo escrito y lanzado a un montón de gente desde una portada sin más. Otras sin embargo incentivan la entrada a profundidad en los asuntos tratados: Twitch o los blogs lo hacen. Twitter, cuando es conversacional, también puede ser empleado de esta forma.
→ Hablemos claro. Esta es una idea ©Kikollan, pero en mi cabeza sigue la regla marcada por Edward Tufte para la visualización de datos: añade solo tantos gramos de tinta (o pixeles) como aquellos que van a facilitar el acceso al contenido que quieres transmitir. Es decir, maximiza la densidad de información.
→ Distingamos no sólo ruido de señal: también señal de signaling. Últimamente tengo la sensación de que la mayoría de lo que diluye el flujo de información verdaderamente útil y relevante no es exactamente ruido, sino algo un poco más perverso: la necesidad de señalizar. Conocimiento, identidad, pertenencia, virtuosidad. Cosas que son en principio relevantes para la dinámica social pero que se vuelven redundantes o instrumentalizables muy deprisa. Y que nos empujan sin duda hacia la parte descendente del gráfico porque nos obligan a buscar esos mínimo-común-denominadores que dividen al mundo entre lo que sí y lo que no.
Nótese que una parte de estas sugerencias van hacia los mayores productores de información, pero también hacia los que la difunden, responden a ella, la amplifican y la sancionan positiva o negativamente. Es decir: a todos nosotros. Al fin y al cabo, Swift se dedica profesionalmente a esto. Pero nosotros deberíamos dedicarnos un poquito más como ciudadanos: más mirar al sol directamente y menos al espejo.